jueves, 29 de mayo de 2014

DOMINGO ELECTORAL


Yo ya vote por correo esta semana, pero hoy he acompañado a mi señora a hacerlo en su colegio electoral. Flipado me he quedado, ha votado en las dependencias del Tartierre, el campo de fútbol del Real Oviedo. Yo creo que el colegio electoral tiene que estar siempre en un organismo público o así, ahora no estoy para certezas legalistas; pero claro, después del fundido en negro del Florentino con Jose Mari en el palco del Estadio da Luz, pues ya cualquier cosa. De todos modos, que sí, que lo siento por los abstencionistas, repetirlo ya es un mantra, resulta muy cómodo quedarse en casica y así un domingo; pero, no es un voto inocente, no, es un voto cómplice con el bipartidismo de la Segunda Restauración Borbónica, vamos, con el sistema de componendas político-económicas que nos ha traído hasta este punto de no retorno dentro de lo que es la degeneración definitiva de lo que muchos presumían una democracia con todas las de la ley; ay la ley, sus leyes, sus privilegios, sus chanchullos, sus... En fin, que sí, que la única manera de poner las pilas al sistema, de darle un toque de atención, siquiera ya sólo de manifestar el descontento por lo todo lo que he citado antes, es el voto de castigo, el voto en contra del PPSOE, tanto monta, monta tanto. ¿A quién o quiénes? A saber, pero opino que en contra de lo que parece ser la creencia mayoritaria, incluso aquella extendida por los medios mayoritarios, votar en contra del PSSOE, del sistema de componendas elitistas surgido de la tan loada Transición, no es un asunto de izquierdas o derechas sino de dignidad o decencia democrática, porque una cosa es que sean grupos autotilulados de izquierdas o no, los que recojan esa protesta, y otra muy distinta que aquellos que han atentado contra la esencia del estado de bienestar, en contra de lo público a favor ya no sólo de lo privado sino de sus amigos empresarios, aquellos que son financiados por el poder económico para que luego acceda a sus caprichos o les conceda esto o lo otro, aquellos que legislan hacia atrás y sobre todo en contra de la libertad de expresión o de la libertad en suma, tengan la poca vergüenza de presentarse como garantes de un "orden" que se ha revelado algo más que injusto, directamente criminal incluso, que se ha revelado en contra de los intereses y/o derechos de la que gente que les había votado. Y en cualquier caso, ya habrá tiempo para decepcionarse con los nuevos; pero, entretanto, no se trata tanto, o en esencia, de que nos gusten más o menos sus ideas o confiemos en sus capacidades, como de dar un toque de atención, a ver si espabilan, si se toman en serio la reforma de arriba abajo del Estado, a los de siempre. Pues eso, el sermón del mediodía, mientras se hace la pasta, qué hambre; ya luego corrijo.

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