jueves, 29 de mayo de 2014

MUY DE TODO...



Imposible no escuchar el rifirrafe que se traían entre mano las tres chicas que se sentaban a mi vera mientras hacía tiempo tomando una caña hasta que finalizara el entrenamiento de baloncesto del mayor. No diré amigas, no puedo, no lo eran, más bien lo eran de la hermana de aquella con la que discutían, y casi que a degüello. 


- Yo soy una persona muy sincera y te digo todo a la cara, conmigo no hay medias tintas. A ti, por ejemplo, Paula, te diré que sé lo que vas a hacer antes de lo que hagas con sólo mirarte a la cara.
-¿Qué?
-Sí, eres muy buena chica, te tengo mucho aprecio, aunque más que amigas somos conocidas, pero te conozco desde hace mucho y sé de qué pie cojeas.
-¿De cuál?
-Tú ya lo sabes, no necesito decírtelo, del mismo modo que cuando estoy con mi pareja y se pone a beber cervezas él tiene que saber cuándo es la última, que no tengo que decírselo. Puede beber dos, tres, cuatro, cinco incluso; pero sabe que como se beba la sexta esa noche ya no duerme conmigo, y puede que nunca más.
-¿Y eso que tiene que ver con el hecho de que no quieras volver a dirigirle la palabra a tu hermana?
-¿Que qué tiene que ver? Es lo mismo, si mi pareja está conmigo y se bebe la sexta cerveza a pesar de saber que a mí no me parece bien, eso significa que no tiene claras sus prioridades, que yo no soy una de ellas, no me quiero como yo me lo merezco. Pues con mi hermana pasa tres cuartos de lo mismo. Porque os lo vuelvo a decir a las dos, yo soy una persona muy sincera, que dice las cosas a la cara, que sabe siempre lo que quiere, que perdona pero no olvida, que...

Y no sé, así que no me pregunten, he llegado tarde, qué problema había tenido la susodicha para retirarle la palabra a su hermano. Ni lo sé, ni me importa, otra cosa es que el tono que utilizaban las tres fuera tan alto que resultara imposible sustraerse a la conversación, que no es que estuviera poniendo la oreja, es que se me metían en las mías en plan ocupa. Pero bueno, el caso es que una vez más compruebo satisfecho que me surgen a diario y por todas partes motivos para estar contento y agradecido por la suerte que tengo de tener la pareja que tengo gracias a la lista interminable de virtudes que la adornan y a pesar de dos o tres defectillos de nada, como todo hijo de vecino. Maite zaitut, laztana, no es para menos. Voy a tomar una birra, o dos, o...

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