Por mucho tiempo que lleve en Asturias todavía se me escapa alguna que otra expresión o giro, de modo que ayer en la pescadería del hiper, harto de esperar a que me atendieran, le pregunto a un empleado cualquiera que a ver dónde estaba el o la responsable del chiringuito y me contesta.
-Ha salido a echar un pinchín.
Y claro, yo que además tengo la mente sucia como pocos, a punto de preguntarle si eso había sido con la frutera porque también me apetecía comprar unos plátanos. Pero no, pasa que el pescatero había salido a tomar un pinchín, un bocadito, a eso de las siete de la tarde, que se ve que no podía aguantar antes de la hora del cierre, cuando sale todo quisque del curro y aprovecha para hacer la compra; no, el señorito tenía que "echar su pinchín" justo entonces y sin nadie para sustituirle, porque de cinco minutos nada de nada; el atún lo he comprado hoy a la mañana en otra pescadería. Eso y que si tanto hambre tenía bien se podía haber comido una almeja cruda sin abandonar su puesto.
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