viernes, 6 de octubre de 2017

I HAD A DREAM


Sí, iba caminando como cada tarde por el parque periurbano de al lado de casa, y, tras escuchar por la radio que el gobierno de Rajoy había dejado de conceder el 62% del presupuesto para ciencia y tecnología con el fin de devolverlo a las arcas del Estado, un presupuesto ya de por sí raquítico en comparación con los de la mayoría de países de nuestro entorno -sí, el mismo Rajoy que no hace mucho se preguntaba, mitinero él, de qué íbamos a vivir si no investigábamos, innovábamos... ¿del petroleo como la Venezuela de Maduro?-, he salido del parque, y, al ver las rojigualdas que colgaban de los balcones, he creído por un momento que esas banderas no se exhibían para contraponer el orgullo nacional de sus dueños al de otros, para demostrar un patriotismo de unidad de destino en lo patrimonial, "¡Cataluña nos pertenece!", ni siquiera para apoyar la intransigencia de su gobierno frente a las reivindicaciones de otros, sino más bien como protesta ante la continua mentira institucionalizada y el enésimo ejemplo de que sus gobernantes no creen en otro futuro para sus ciudadanos que no sea el de camareros.

Pero no, en efecto, ¡Eeepaaaaña, Eeeepaaaaña!; sólo era un sueño.

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